El Judaísmo asume que el ser humano es solo el guardián y no el dueño de la Creación y que Dios creó al mundo con el hombre como socio en esta empresa. El Midrash nos habla de que Dios hizo responsable a Adam y Eva de cuidar el ambiente y de que si llegaran a destruirlo, nadie más que ellos mismos deberían y podrían repararlo. (Midrash Eclesiastes Rabbah VII 12.1)
El insistir sobre la responsabilidad del hombre hacia el cuidado de la Creación, fue enfatizado por los rabinos con la mitzvah “bal tash hit”, “no destruyas”. De acuerdo a Devarim 20:19, durante una guerra, el destruir las tierras del enemigo o las fuentes de su comida, estaba prohibido. Esta prohibición de destruir fue ampliada en general, en la literatura judía, a todos los recursos naturales en todo tiempo y lugar.
El “bal tash hit” tiene muchas implicaciones. En general prohíbe las destrucciones sin sentido. Nos obliga a ser cuidadosos de no dañar la vida silvestre. Debemos cuidar el aire y el agua y en general todo lo que nos rodea.
También la mitzvah de “yishuv haaretz”, el colonizar la tierra, está enfocada en el sentido de hacerlo mejorando al mundo. En Tu Bishvat, el año nuevo de los árboles, la costumbre de plantar árboles es un ejemplo de esta mitzvah.
Una tercer mitzvah, “Tzaar baaley hayim”, prohíbe causar sufrimiento a cualquier ser viviente. En Devarim 25:4 se establece que no debes de ponerle un bozal a un animal que ayuda en las labores del campo y que implican que el animal no pueda comer al hacer su trabajo. Y en 22:10 dice claramente que no debes de poner juntos en una yunta a un buey y a un burro, pues este último no tiene la fuerza del primero y ponerlos juntos le causaría un sufrimiento innecesario.
El Talmud nos explica que inclusive se pueden violar las leyes de Shabat para salvar o curar a un animal herido o en peligro. También estamos obligados a darle de comer a los animales antes de comer nosotros mismos. Y la matanza de animales para comer su carne debe hacerse con el menor sufrimiento posible del animal. Las leyes de Noé, nos prohíben comer partes de un animal vivo. La cacería por deporte también está prohibida,
El mundo descubrió el tema ecológico hace algunas décadas. El judaísmo lo maneja desde hace milenios, porque está inmerso en la misma esencia de la tradición judía. Por eso la ecología no es un tema nuevo en nuestra Torá.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: “Judaism, the way of sanctification” de los rabinos Samuel H, Dresner y Byron L. Sherwin.