El Shabat es la contribución más original del pueblo judío al mundo. Es la combinación del principio social del descanso semanal, con un bellísimo ritual religioso. La Torá le da al Shabat un lugar principal desde la Creación misma. En Breishit 2:2-3 está escrito: “Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho.” Nuestros sabios dicen en Breishit Rabbah 17:7 que lo que Dios creó en el séptimo día fue “menujah”, el descanso, la tranquilidad, la serenidad y la quietud.
Si Dios tiene que “descansar”, con más razón el hombre. Y la mitzvah dice: “Te acordarás del día sábado, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo”. Shmot 20:8-10.
Pero los rabinos en la época talmúdica se preguntaron: ¿Qué quiere decir no hacer obra alguna? ¿Qué sí se puede hacer y qué no? Son 39 los trabajos prohibidos que enumera la Mishná en Masejet Shabat 7:2. Representan las acciones que fueron ejecutadas para la construcción y la organización del Mishkán en el desierto del Sinai. Y son: 11 relacionados con la agricultura, 13 con la ganadería, 7 con la caza, 2 con la escritura, 2 con la construcción, 2 con el fuego, 1 con terminar de elaborar un objeto y 1 con transportar cosas de la casa al exterior y viceversa.
El problema surge cuando se pierde el fondo del asunto, que es el descanso, menujah, y se enfatiza la forma. Por ejemplo, sembrar es uno de los 39 trabajos que no debemos realizar. Algunos lo amplían diciendo que todo aquello que ayuda a la planta está incluido en sembrar, como regar, fertilizar y podar. Pero el colmo de la exageración está claramente exhibido en esta regla que siguen los grupos ultraortodoxos: “También está prohibido comer o tomar bebidas en el jardín, cuando lo hacemos directamente sobre la tierra, ya que es imposible cuidarnos lo suficiente como para que no caiga nada de líquido al pasto (estarías regando el jardín!!!) o que alguna semilla o grano de nuestra comida caigan sobre la tierra y esta llegue a germinar.”
Reglas similares como esta última las podemos encontrar en El Kitzur Shuljan Aruj de Rabi Solomon Ganzfried, quien en su tomo 2 tiene 25 capítulos con 435 reglas relacionadas a lo que se puede o no hacer en Shabat. Nada más el pensar que en Shabat tengo que cumplir con 435 reglas, ya me dejó fatigado y tenso. Estado totalmente opuesto al concepto de menujah.
Nos dice el rabino Joel Roth en su libro The Halakhic Process: “La aceptación tan extendida que tiene el Shuljan Aruj es una cosa, y la elevación de cada una de sus decisiones al estatus de ley inviolable es otra. Hacer esto es igualar un código relativamente reciente, con la Torá misma. Peor todavía, hacer esto presupone que el autor del código es virtualmente infalible. Además, el aceptar el Shuljan Aruj como única ley, elimina el principio básico que le daba a los sabios de cada generación el poder tomar decisiones auténticas y con la autoridad religiosa correspondiente.” Pareciera que se les olvidó que el Shabat se creó para descansar.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: The Halakhic Process del rabino Joel Roth.