159. Desenmascarando a Purim.

Celebrar Purim, al igual que Janucá, no deriva de un mandamiento divino, a diferencia de las fiestas mencionadas en la Torá, por lo que es una festividad cuyo origen es más reciente. Algunos estudiosos de la Biblia, como Hayyim Schauss, sostienen que Purim inicialmente apareció entre los judíos persas, quienes habían adoptado esa costumbre de sus vecinos que celebraban anualmente el final del invierno con un festival lleno de risas, juegos y bromas. De Persia, se extendió a Babilonia y después a la Tierra de Israel. También se basan en el hecho que tanto en la traducción al griego de la Biblia, el Septuaginta, como en las obras del historiador Flavio Josefo, se refieren a Purim con el nombre de Furdaia, una distorsión de una antigua fiesta persa llamada Farwadigan. En cualquier caso, sea cual sea la verdadera historia de Purim, para el siglo II EC, un tratado de la Mishnah, llamado Meguilá, se había dedicado a los detalles de su observancia.

El Libro de Esther, Meguilat Esther, no menciona en ninguna parte el nombre de Dios, ni se habla del Templo de Jerusalem, ni de ninguna práctica religiosa, como rezar o comer kosher. Podría considerarse como el más secular de los libros de la Biblia judía. Su único mérito dentro del ámbito religioso, es que fue el origen de la fiesta de Purim. Su capítulo 9 dice: “Por lo tanto, llamaron a estos días Purim, del nombre de Pur… Así que estos días debían ser recordados y celebrados a lo largo de cada generación, cada familia, cada provincia y cada ciudad”.

Los orígenes del Libro de Esther siguen siendo oscuros. Por el estilo del texto en hebreo y la falta de una corroboración de los hechos y personajes ahí narrados con la historia de la antigua Persia, los estudiosos piensan que fue creado mucho después, a finales de la época del Segundo Templo. También algunos consideran que la historia tiene paralelos con varios mitos del Medio Oriente, especialmente con los dioses babilónicos Marduk e Ishtar, nombres que se transformaron en Mordejai y en Esther y cuyas historias se adaptaron a las circunstancias de los judíos en el exilio babilónico. Theodore Gaster cree que Purim se originó con el año nuevo babilónico, cuando los dioses determinaban el destino de los hombres con una lotería, en babilonio “puru”.

El tratado Meguilá de la Mishnah establece que debemos celebrar Purim con: un banquete donde debe uno beber de más, regalando comida, los “mishloaj manot”, leyendo Meguilat Esther en la sinagoga e incluir el párrafo “al hanisim”, en los rezos del diario. Sorprende que la práctica de usar máscaras y disfraces en Purim no se menciona en el Talmud o en el Midrash. El primero en mencionarla es R. Yehuda ben Eliezer ha-Levi Minz, en el siglo XV, en Teshuvot Mahari Minz; sin embargo, él no explica el origen o las razones para disfrazarse. Algunos rabinos e historiadores creen que esta costumbre fue copiada de los carnavales cristianos europeos que se celebran en la misma época del año, aunque ahora se busca dar una explicación simbólica, diciendo que Esther ocultó (disfrazó) su judaísmo o que Mordejai fue paseado vestido como un príncipe.

La fiesta de Purim es una de las celebraciones más queridas dentro de la tradición judía. Pero la época cuando ocurrió y su verdadero significado aún sigue sin desenmascararse completamente.

Por Marcos Gojman
Bibliografía: Artículos de Rabbi Ronald H. Isaacs Theodore Gaster y Adele Berlin.

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