4. Nos dieron las preguntas antes del examen final.

A nadie le gustan los exámenes finales. Y menos justo en el momento cuando terminamos nuestros días en este mundo. La buena noticia es que nos dieron las preguntas del examen por adelantado. A Dios no le gusta sorprendernos. Este pasaje talmúdico marca los parámetros bajo los cuales nuestras vidas van a ser juzgadas a la entrada de la eternidad. “Dijo Raba: después de partir de este mundo, cuando a una persona se la trae a juicio por la vida que vivió en él, le preguntan en el orden de este verso:

¿Te comportaste en tus negocios de manera honesta?

¿Designaste un tiempo de manera habitual para estudiar la Torá?

¿Estuviste involucrado en criar hijos?

¿Trabajaste para mejorar al mundo?”                   Talmud, Shabbat 31ª.

Resalta el hecho de que la primera pregunta que nos hacen no es ¿crees en Dios? o ¿ayunaste en Yom Kipur?, sino ¿fuiste honesto? Muchos asocian el ser un buen judío sólo con la observancia de las mitzvot, especialmente las que son muy visibles. Cuidar o no el sábado, comer o no kosher, ponerse o no tefilín en la mañana, para muchos es suficiente para considerar a alguien como un buen judío o no. Pero el ser honesto en los negocios es algo que no se distingue a simple vista. Lo importante de este pasaje del Talmud es que pone a la ética en el centro del judaísmo. La primera preocupación de Dios no es si la persona cree en Él o si cuida escrupulosamente no comer jametz en Pesaj. Le preocupa más si la persona fue “a mensch”, un ser humano honorable.

La segunda cuestión trata del estudio de la Torá. Los mandamientos, mitzvot,  que definen la conducta entre una persona y su prójimo son la base de la ética judía. Por eso es importante estudiar la Torá. Ahí es donde la persona aprende a ser ética y a comportarse como parte de un grupo social, en particular el pueblo judío. Estudiar la Torá es más que aprenderse de memoria los mandamientos, estudiar la Biblia es finalmente, entender la naturaleza humana, especialmente entenderse a uno mismo. No hacerlo es no desarrollarte y no crecer intelectual y espiritualmente, es haber desperdiciado tu tiempo de vida.

La tercera se refiere a los hijos. I.L.Peretz, el gran escritor judío, decía: “Los hijos constituyen la eternidad del hombre”. Criar hijos es la forma de pasar nuestros valores y nuestros anhelos de un mundo mejor, a las siguientes generaciones.

La cuarta es el trabajar para tratar de redimir nuestro mundo. Es la visión de que el pueblo judío es parte integral de toda la humanidad y que buscar el “Tikun Olam”, reparar el mundo, en la medida de las posibilidades de cada uno, es una obligación de todos. Dice Rabi Tarfon en Pirkei Avot: “No estás obligado a concluir toda la obra, pero tampoco eres libre de desistirte de ella.”

Tus respuestas a las cuatro preguntas retratan tus acciones hacia tu prójimo, hacia ti mismo, tu familia y hacia el mundo. Nos dieron las preguntas con anticipación, para que vayamos contestándolas lo mejor posible antes de llegar al examen.

Por Marcos Gojman.

Bibliografía: Joseph Telushkin “Jewish Wisdom”, Benjamin Blech “Understanding Judaism”.

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