Aunque las mitzvoth provienen literalmente de la Torá, el estudiar la Biblia exclusivamente, no nos ayuda mucho a entenderlas. Por ejemplo: tres veces encontramos escrito en la Torá: «No cocinarás al cabrito en la leche de su madre » (Shemot 23:19 y 34:26 y Devarim 14:21). ¿Qué quiso decir Dios? Nuestros sabios interpretaron las palabras divinas y al hacerlo sus comentarios nos llevaron a las leyes de kashrut que, entre otras cosas, implican la separación de los platillos de carne de los de leche. Y la ley la extendieron a la carne de vaca, de cabrito y de aves y en relación a la leche no se refieren solamente a la de la madre sino que abarca la de los demás mamíferos. Y nos aclaran: el precepto de separar la carne de la leche no es exclusivamente en la olla donde se cocina, sino en todas las vajillas y nos enseñan que debemos procurar tener dos juegos de vajillas, una para carne y la otra para leche. ¿Cómo se conformaron todas estas reglas, que en muchos casos pueden llenar muchos tomos y que se derivan de una frase tan sencilla?
El quehacer de interpretar y comentar la palabra de Dios es donde se encuentra la esencia del Judaísmo. Y en ese quehacer podemos percibir una tendencia humanizante en la forma en que el pueblo judío lee y aplica los textos sagrados. Por ejemplo, la Torá contempla la pena de muerte para algunas transgresiones, pero el procedimiento establecido por los rabinos en el Talmud, hacen casi imposible el llevarla a cabo.
Son varios los orígenes de los preceptos (Halaja) que rigen la práctica del Judaísmo: Tenemos en primer lugar los mandamientos de la Torá. En segundo lugar las sentencias de las cortes rabínicas llamadas Ma aseh que algunas llegaron a tener el carácter de ley. Tercero, los midrashim, entendidos como la interpretación de versículos de la Torah, y que dieron pie a muchos preceptos. Cuarto, la costumbre (Minhag), prácticas que se desarrollaron en el tiempo, que eran independientes de las Escrituras y que los sabios les dieron el estatus de obligatorias. Quinto, las takanot, edictos promulgados por los rabinos provocados por condiciones sociales, como el de Rabeinu Guershom que prohibió la poligamia. Y por último, sexto, la jurisprudencia, (Hora´ah) instrucciones ordenadas por las Suprema Corte Rabínica, también con carácter de ley.
El proceso de conformar la Halaja se inició en el Monte Sinai, continúa hasta nuestros días y por lo visto continuará para siempre. Las circunstancias del hombre son cambiantes y el Judaísmo se adapta a ellas. Algunas corrientes dentro del Judaísmo creen que se puede parar ese proceso e inclusive dar marcha atrás, pero no se dan cuenta que así se ha hecho desde tiempos inmemoriales y se seguirá haciendo. Es una especie de evolución darwiniana de los preceptos religiosos, los más sólidos son los que perdurarán en el tiempo. La pregunta es: ¿queremos dinosaurios o águilas?
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía; An introduction to the history and sources of Jewish Law, editado por N.S. Hecht y otros y Settings of Silver, an Introduction to Judaism de Stephen M. Wylen.