El pueblo judío nunca ha creído ser el poseedor de la única fe verdadera o tener el camino exclusivo para llegar a Dios y por eso el Judaísmo no es una religión proselitista, no hay misioneros judíos que busquen convertir a gente de otra religión al Judaísmo. Puesto que nuestros rabinos nos enseñan que todos los justos entre las naciones podían llegar al “mundo venidero”, no había necesidad de salvar las almas de los que no son judíos, ya que sus propias religiones les pueden dar acceso a Dios.
Abraham Joshua Heschel dice que “la idea del pueblo elegido no sugiere una preferencia de Dios que implique discriminación hacia los demás pueblos. No significa que el pueblo judío tenga una cualidad especial que lo distinga, sino lo que tiene es una relación especial con Dios”.
La tradición rabínica no conecta la idea del pueblo elegido con un sentimiento de superioridad; por el contrario, los rabinos creían que Dios había impuesto responsabilidades mucho más severas a los judíos que a otros pueblos del mundo con el solo hecho de haberles dado la Torá.
Hoy en día la frase “pueblo elegido” se liga a su complemento de ser “el pueblo que elige”. Esta no es una idea moderna. De acuerdo con el Midrash, (Mejilta Vajodesh 5) los hebreos no fueron ni siquiera la primera opción de Dios para dar la Torá. Dios fue con otras naciones primero, a quienes les preguntaba si estarían dispuestos a aceptar el pacto divino. Pero las otras naciones encontraron que lo que implicaba ese pacto era algo demasiado arduo. Cuando llega con los hebreos, ellos contestan (Shmot 24:7) Naase venishmah, , haremos y escucharemos. Pero aun así, el Midrash nos cuenta que Dios dudaba en darle Su Torá al pueblo de Israel y les pide un fiador que garantice que van a observar sus mandamientos. Israel ofrece a sus Patriarcas y a sus Profetas, inclusive el cielo y la tierra, pero Dios no cree que todo eso sea suficiente. Entonces los israelitas le ofrecen como garantía a sus hijos, inclusive los que no habían nacido y ahora Dios si acepta darles la Torá. (Midrash Aseret Hadivrot 68).
La tradición judía nos habla de una relación entre Dios y los hijos de Israel que, como una moneda, tiene dos caras. Esa relación de elegir y ser elegidos fue el camino divino para que la Torá llegara al hombre. Para eso fuimos elegidos.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: Choosing a Jewish Life de Anita Diamant.