El rabino Harold Kushner nos dice: Unetaneh Tokef es una de las plegarias que decimos en Rosh Hashana y en Yom Kipur que al mismo tiempo más me conmueven y más me hacen cuestionarme. En la primera parte, este rezo nos habla de que están escritas, por nosotros mismos, todas nuestras acciones, las buenas y las no tan buenas, y que una parte de lo que nos va a pasar en el próximo año, va a ser el resultado de cómo hemos vivido y cómo nos hemos comportado, inclusive como nos va a afectar hasta lo que comimos. Pero todo esto determinará solo una parte de nuestro futuro. Y esta parte, me queda claro, es responsabilidad nuestra.
Pero en la segunda parte el Unetaneh Tokef nos dice que en Rosh Hashana se escribirá y en Yom Kipur se firmará nuestro destino, quien va a vivir y quien va a morir y no hay mucho que podamos hacer al respecto. Y esto nos pone intranquilos. Porque no queremos aceptar que la vida es injusta. Y esta frase no nos gusta escucharla. Quisiéramos pensar que alguien está al frente en el volante y que todo tiene una razón de ser. Preferiríamos echarnos la culpa y decir que nos lo merecemos y no tener que admitir que las cosas suceden en el mundo al azar.
Kushner continúa: a los rabinos nos enseñan que podemos confortar a los dolidos diciendo que a la larga esto que pasó va a ser para bien o que no debemos cuestionar los caminos de Dios. Y esto no mitiga el dolor ni desvanece el coraje que muchos sienten al haber sufrido, por ejemplo, la pérdida de un ser querido. ¿Cómo se nos puede ocurrir que Dios quiere que nazcan niños deformes? ¿Cómo se nos puede ocurrir que Dios quería que le diera esclerosis múltiple a una joven madre? ¿Qué Dios quiere que a un padre y esposo muera a edad temprana de un ataque al corazón? ¿Quién les dijo que glorificamos a Dios al hacerlo responsable de cada terremoto, cada tsunami, cada huracán, cada fuego, cada deslave, cada accidente automovilístico, cada terrible desastre, incluyendo el Holocausto?
El rabino Kushner concluye diciendo: cuando entendemos que Dios no es el causante de la enfermedad terminal de un bebé, entendemos que en realidad Dios está de nuestro lado y no del lado de la enfermedad y de las calamidades. Entendemos que Dios es todo poderoso, pero que su poder no es el de controlarlo todo sino el de permitir que las leyes que rigen el orden en el universo, actúen de acuerdo al plan original que Él definió. Para aquellos que sufren, Dios es el responsable de darnos la fuerza para soportarlo, de tomarnos de la mano y ayudarnos a cruzar el valle de las sombras y la oscuridad, hasta ver la luz nuevamente. Porque no todo lo que sucede en el mundo es la voluntad de Dios.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: Participación del Rabino Harold Kushner en el libro Jews and Judaism in the 21st. Century, editado por el Rabino Edward Feinstein.