La Torá nos indica que debemos celebrar tres fiestas en el año: Pesaj, Shavuot y Sukkot (Levítico 23). Se les conoce como “Shalosh Regalim”, las tres peregrinaciones. El mandamiento decía que cada judío de la tierra de Israel tenía que peregrinar al Templo en Jerusalem para presentar un sacrificio.
En Pesaj, cada familia o grupo de personas, traían un cordero o un chivo para sacrificarlo en el Templo la noche antes de la fiesta. Luego los peregrinos salían a los patios de Jerusalem a asar el animal en una fogata. Mientras se lo comían con Matza y hierbas amargas, contaban la historia del Éxodo de Egipto.
En Shavuot, la fiesta de la recolección, los granjeros traían sus primicias, canastas con granos y frutas y se las entregaban a los sacerdotes, al mismo tiempo que recitaban una letanía agradeciéndole a Dios por haber sacado al pueblo de Israel de la tierra de Egipto.
Sukot por su parte, se había convertido en la festividad más observada en el Templo. Durante los ocho días que duraba, los sacerdotes sacrificaban setenta animales acompañados de su respectiva porción de granos mezclados con aceite y de vino. En Sukot, los judíos llegaban a Jerusalem con ramas de palmeras entrelazadas con ramas de sauce y de mirto y llevando un etrog. Todo esto lo agitaban al tiempo que decían “Hoshiana”, Dios nos salve. Después de la ceremonia, les daban el etrog a los niños para que se lo comieran. Como Sukot caía en el otoño, al comienzo de la temporada de lluvias, los sacerdotes sacaban una jarra de agua del manantial de Siloam, en Jerusalem y lo pasaban de mano en mano hasta que llegaba al Templo para hacer una libación. A la ceremonia le seguía una alegre fiesta que duraba hasta muy avanzada la noche. La idea era pedirle a Dios lluvias abundantes para tener buenas cosechas.
Sin embargo, con el tiempo, el fondo de ser festividades agrícolas fue cambiando a algo más espiritual. Pesaj se convirtió en el día para recordar la salida de Egipto. Shavuot se le relacionó con el día que Dios le habló a Israel en el Monte Sinai. Y Sukot los sabios lo asociaron con los 40 años que duró la travesía en el desierto.
Cuando los romanos destruyen el Templo, las festividades cambiaron. Pesaj se observaba ahora con una cena ritual en casa, sin hacer el sacrificio del cordero. Lo importante ahora era contar la historia del Éxodo. En Shavuot se celebraba el haber recibido la Torá y en Sukot se construían las cabañas, las que normalmente se utilizaban en el campo para recolectar la cosecha, ahora se les usaba para recordar los años en el desierto y se agitaban las palmas con el sauce, el mirto y el etrog. Los rezos de Hoshiana se hacían ahora en las sinagogas. Los sacrificios en el templo habían quedado cancelados, obviamente. Las fiestas sin Templo ya no eran como las fiestas con Templo.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía:The Jews in the Time of Jesus del Rabino Stephen M. Wylen