66 Un nuevo Judaísmo: El Judaísmo Rabínico.

Está escrito en el primer versículo del tratado de Pirkei Avot (Capítulos de los Padres): “Moisés recibió la Torá en el Monte Sinai y se la transmitió a Yehoshua. Éste la transmitió a los ancianos del pueblo, quienes a su vez la legaron a los profetas, quienes la hicieron llegar hasta los hombres de la Gran Asamblea.” Con este versículo, los rabinos o sea los hombres de la Gran Asamblea, crearon una cadena de continuidad que los ligaba directamente a Moisés, al que en esa época ya le habían añadido el título de Rabeinu, nuestro rabino, nuestro maestro, tratando de convertirlo así en el origen de la tradición rabínica. No nos sorprende que el versículo no mencionara a los reyes y a los sacerdotes, quienes eran la autoridad principal en la época de los dos Templos. El no haberlos incluido era señal de que el liderazgo estaba pasando de las figuras tradicionales, los monarcas y la clase sacerdotal, a las casas de estudio, a los rabinos mismos.

Al argumentar que la Revelación y la Profecía habían concluido, que Dios ya no hablaba con nadie, los rabinos desaparecieron a Dios del escenario de la historia y se dedicaron a interpretar Su Mensaje plasmado en las Sagradas Escrituras. Ellos decían que sus interpretaciones de la Torá no eran algo nuevo, sino que Moisés las había recibido en Sinai, en la forma de lo que llamaban la Torá Oral y que se trasmitía de un sabio a otro. La creación literaria judía pasó de la Biblia, un libro donde se narraba la historia del pueblo judío, incluyendo los actos y la presencia de Dios, a otro libro, el Talmud (la Torá Oral), donde ya no se narraban nuevos hechos históricos y por lo tanto Dios ya no aparecía y lo que se narraba eran los comentarios de los rabinos sobre los textos de la Biblia. En la Biblia, Dios y el pueblo de Israel son los personajes principales, en el Talmud, los rabinos son los personajes principales. Ahora, el contacto con Dios era de forma indirecta, a través de Sus Mandamientos que los rabinos interpretaban.

Claramente, el cambio de liderazgo se debió a la destrucción del Templo. Éste había funcionado como el centro político y de culto del pueblo de Israel y al ser destruido, el vacío que dejaron los sacerdotes y los reyes fue llenado por los rabinos. Inclusive, el presidente de la Gran Asamblea, un rabino electo por sus colegas, recibía la aprobación de las mismas autoridades romanas, lo cual lo convertía en la cabeza, no sólo religiosa, sino también política, del Pueblo de Israel.

La destrucción del Templo en el año 70 y el fracaso del levantamiento de Bar Kojba 60 años después (132-135), fue un hecho devastador para el Pueblo Judío. La respuesta romana a la rebelión judía fue tremenda. Querían desaparecer al Judaísmo de la faz de la tierra. Los rabinos sabían que el pueblo judío no tenía la fuerza militar, ni política, ni económica para enfrentar a la potencia más grande en esa época. Lo único que podría salvarlo, era el convertirlo en algo diferente. Cambiaron a los sacerdotes y a los sacrificios, por la sinagoga, el estudio de la Torá, el rezo y las mitzvoth. La solución fue un nuevo Judaísmo, el Judaísmo Rabínico.

Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: “Jewish Culture in Greco Roman Palestine” de Eric M. Meyers, parte del libro “Cultures of the Jews”, editado por David Biale.

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