Rabi Akiba fue el principal maestro de Torá en la segunda mitad del siglo I y la primera mitad del II de la era común. Ha sido difícil para los historiadores armar una versión clara de su vida, debido a la gran cantidad de leyendas que hay sobre él. Algunas fuentes dicen que era un ignorante, que era muy pobre, que su esposa Raquel lo impulsó a irse a estudiar y que regresó después de muchos años con una gran cantidad de alumnos y con una posición económica desahogada. Pero otras fuentes nos narran otras historias contradictorias. Lo que es históricamente claro fue su conexión con Bar Kojba a quien lo consideraba como el Mesías, el que iba a liberar al pueblo judío del yugo romano. A esta relación se le atribuye su muerte como mártir en manos de los romanos.
Rabi Akiba hizo importantes aportaciones al Judaísmo. En primer lugar, fue quien fijó el canon definitivo de la Biblia judía. Su participación fue decisiva para decidir qué libros formarían el Tanaj. Pero su mayor aporte fue su trabajo en el tema de la Halajah, tanto en la sistematización de las reglas tradicionales como en su desarrollo posterior. El veía que la falta de una colección sistematizada de todo el cúmulo de halajot que ya se tenían, no permitía su aplicación práctica ni un estudio teórico ordenado, el cual variaba según el sabio que lo enseñaba. El código que Rabi Akiba sistematizó, fue utilizado por su alumno Rabi Jehuda Hanasi como base para compilar la Mishnah.
También se dio cuenta que el vínculo intelectual que unía a los Judíos tenía que fortalecerse ahora más que nunca, después de la destrucción del Estado Judío en Eretz Israel. La Biblia por si sola ya no llenaba ese espacio, porque los cristianos también la consideraban como una revelación divina. Tampoco los dogmas podrían tener esa función, ya que eran rechazados por el Judaísmo rabínico, el cual tenía como su verdadera esencia el estar en constante desarrollo y evolución, misma que se daba en las interpretaciones rabínicas. El enseñaba: “Toma tu lugar unos escalones debajo de lo que te corresponde hasta que te inviten a subir más alto, ya que es mejor que te digan “sube más alto” en lugar de “baja un poco más”.
Rabi Akiba estaba convencido que la forma particular en que estaba escrita la Biblia era diferente a cualquier otro libro. Para él, en la Torá, todo tenía un significado, todas las palabras, todas las silabas, todas las letras, todos los signos. Le dio a la mente judía un nuevo campo para desarrollarse, al mismo tiempo que le dio a las Sagradas Escrituras el carácter de inamovibles. Aunque este hecho no lo detenía para modificar algún precepto que él consideraba que no respetaba el verdadero espíritu del Judaísmo, como en el caso de las esclavas judías menores de edad. (Éxodo 21:7)
En oposición a la doctrina cristiana que insistía que Dios es sólo amor, Rabi Akiba enseñaba que Dios combinaba la bondad con la misericordia, pero dentro de un sistema estricto de justicia. Él decía: “Todo lo que Dios hace, lo hace porque es lo mejor”. Rabi Akiba ben Yosef fue el hombre que marcó el sendero que ha seguido el Judaísmo durante los últimos dos mil años. Por eso merece ser considerado como el padre del Judaísmo Rabínico.
Preparado por Marcos Gojman
Bibliografia: “The unedited full-text of the 1906 Jewish Encyclopedia”.