Samuel Ibn Nagrel´a, nació en Granada, España en 993. Recibió una excelente educación judía y general y llegó a ser un erudito talmúdico, estadista, poeta, soldado, filólogo y uno de los judíos más influyentes en la España musulmana. Dominaba el hebreo, el árabe y el latín. Fue alumno de uno de los más respetados rabinos de su tiempo, el rabino Hanoch ben Moshe.
Huyendo de los bereberes, Samuel se estableció en Málaga. Ahí abrió una tienda de especias, cerca del Palacio del Visir de Granada, Abu al-Kasim ibn al-Arif. Samuel comenzó a recibir visitas de un siervo del Visir que le solicitaba que le escribiera cartas, cosa que hizo muy bien gracias a su dominio de la caligrafía árabe y hebrea. El Visir, quien admiró el estilo de escritura de Samuel, le pidió a su siervo le presentara al autor. Después de su primera reunión, Samuel fue contratado como secretario personal del Visir. Samuel y el Visir se convirtieron en buenos amigos y pronto el Visir se dio cuenta de las capacidades de Samuel. Además de su secretario, Samuel se convirtió en su consejero político.
A la muerte del Visir, el Sultan Habbus al Muzaffar nombró Visir de Granada a Samuel, a pesar de un decreto que prohibía a los judíos ocupar puestos públicos. Samuel se convirtió en consejero del rey en asuntos políticos y militares. Llegó a ser la cabeza del ejército musulmán de Granada y participó en múltiples batallas contra la Sevilla árabe. A la muerte del Sultan Habbus, su hijo Badis fue coronado y Samuel fue nombrado su principal consejero y general del ejército. En 1027, la comunidad judía le otorgó a Samuel el título de HaNagid, el príncipe.
Se cuenta que un musulmán fanático ofendió fuertemente a Samuel y el sultán, al enterarse, le ordenó a Samuel que le mandara cortar la lengua. En vez de hacerlo, Samuel le mandó un regalo al que lo había ofendido, con lo que se ganó su gratitud. El rey cuestionó a Samuel y este le contestó: le arranqué su lengua agresiva y a cambio le di una lengua amable.
Samuel puso su riqueza y su alta autoridad a buen uso. Fue un apasionado de la difusión del conocimiento. Al mismo tiempo que se desempeñaba como militar, escribía poemas sobre el tema de la guerra y las batallas. Él compró y entregó miles de ejemplares de libros a estudiantes judíos pobres en Sicilia, España, Egipto y Jerusalén. Buscó activamente difundir el judaísmo y la cultura judía, ayudando a aquellos estudiosos menos afortunados, como Salomon Ibn Gabirol.
Además de ocupar el cargo de Visir durante tres décadas, sus responsabilidades militares no le daban descanso y Samuel HaNagid , debilitado por lo mismo, murió de causas naturales en 1056 en un campo de batalla. Fue amado por la comunidad y fue llorado por musulmanes y judíos por igual. Aparte de sus poemas, su única gran obra que ha sobrevivido es Hiljot Hanagid, una recopilación y comentario de la halaja, basada en los dos Talmud. Sin duda, Samuel HaNagid se merece estar en el salón de la fama judía.
Preparado por Marcos Gojman.
Bibliografía: Encyclopaedia Judaica, Jewish Encyclopedia y otras fuentes.