103. Lo haces porque estas convencido.

La idea que Dios premia a los que cumplen Sus mandamientos y castiga a los que no, se menciona continuamente en la Biblia. Estas menciones se dan a pesar de lo difícil que es probarlo, ya que en muchas ocasiones los justos sufren y a los malvados les va bien. Esta pregunta se plantea abiertamente en el libro de Salmos, en el Eclesiastés y especialmente en el de Job, que trata el tema a profundidad. A pesar de lo difícil que es encontrar una respuesta, la creencia básica en el concepto de premio y castigo no afectó para que en muchos pasajes bíblicos se mencione que la mala conducta afecta no sólo a todo el pueblo, sino también a los individuos. En todos los casos se habla de premio y castigo aquí en la Tierra y en esta vida.

Esto cambia en la época Macabea, cuando hombres y mujeres eran asesinados por ser leales a la fe judía. En vista de esta clara contradicción, los sabios empiezan a manejar el concepto de que el premio y el castigo no sólo es aquí y ahora, sino que primordialmente se va a dar en el Mundo Venidero, el Olam Hava, a donde se supone que llega el alma de la persona al morir. Maimónides enfatiza en sus escritos este punto y lo incorpora como uno de los principios básicos del judaísmo. A este cambio se le añade el concepto rabínico de que lo que hacemos en este mundo es acumular puntos para que a nuestra alma le vaya bien en el mundo venidero (Pirkei Avot 4:22).

Muchos pensadores de la Edad Media trataron el tema. Algunos entendían que lo ideal es que las personas cumplan los mandamientos por convencimiento propio y por amor a Dios, más que por el premio o el castigo, aunque esto último seguía siendo el concepto más aceptado por la gente.

El creer en el principio de premio y castigo fue duramente cuestionado por el Holocausto. La frase “después de Auschwitz” se convirtió en el código de la postura que duda si Dios realmente premia y castiga. Richard L. Rubinstein, en su obra “Después de Auschwitz”, es categórico al decir que ya no puede creer en el principio de premio y castigo. Pero por otro lado, Elie Wiesel mantiene una postura como la de Job, la de mantener la fe en Dios. Los sectores más conservadores sostienen que no tenemos la capacidad para entender la Justicia Divina, que Dios si premia y castiga, a pesar de que muchas veces no lo entendamos así.

Algunos pensadores como Kohler, Kaplan y Buber dicen que no hay que tomar el principio de premio y castigo de manera literal y que más que pensar que se aplica al individuo, debemos de pensar que se aplica a todo el grupo social. El concepto de premio y castigo debe verse a largo plazo, donde las buenas acciones nos llevan a una sociedad más justa, mientras que lo contrario nos lleva a un mundo lleno de maldad.

Cumplir los mandamientos por su valor intrínseco, más que por la expectativa de recibir un premio o un castigo, es más loable y atestigua el compromiso de una persona con sus valores. Los cumples porque estás convencido. Así de simple.

Preparado por Marcos Gojman
Bibliografía: “The Jewish Religion, a Companion”, de Louis Jacobs y otras fuentes.

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