200. Irwin Kula: Cuando ya tienes la respuesta, es hora de buscar mejores preguntas.

El rabino Nathan Lopes Cardoso nos dice: “La grandeza de los sabios talmúdicos era que compartían con sus estudiantes sus propios conflictos y dudas, así como sus intentos de resolverlos. Esto se demuestra en los debates sobre cuestiones halájicas, especialmente entre Beit Hillel y Beit Shamai, y entre Rava y Abaye. Estos desacuerdos estaban arraigados en la visión de la vida y del judaísmo que cada uno de ellos tenía. Los estudiantes compartían la vida interior de sus maestros y eso hacía que sus discusiones fueran acaloradas. Los maestros creaban tensión en sus clases, libraban batallas con sus propias ideas y pedían a sus estudiantes que las cuestionaran con toda su fuerza, pues no estaban interesados en enseñarles las decisiones halájicas finales, sino que les pedían desmantelar las conclusiones para redescubrir las preguntas. Estos maestros se dieron cuenta de que no todas las paradojas halájicas pueden ser resueltas, porque la vida misma está llena de paradojas.”

El rabino Irwin Kula nos comenta: “En la mayor parte de los casos cuando se llegaba a una decisión, el veredicto favorecía a Hillel y no a Shamai. Pero esto no era porque Hillel estuviera correcto de una manera objetiva. El Talmud nos dice de ambas enseñanzas: “Esta y esta son las palabras del Dios viviente”. ¿Porque entonces las decisiones favorecían a la escuela de Hillel? La razón es por la forma en que Hillel llegaba a sus conclusiones: Hillel siempre estudiaba y analizaba primero la postura de Shamai, inclusive enseñándola antes que la suya propia. Su escuela entendía y valoraba la parte de verdad del otro y esto lo usaban para ampliar su perspectiva y presentar una postura más incluyente, lo que les daba una comprensión más profunda de la vida. No buscaban derrotar en el debate a Shamai, sino beneficiar a todos de él”.

Kula dice: “A lo largo de los siglos, nuestros sabios nos han tratado de liberar de nuestras certezas, para que podamos descubrir ideas más profundas y expandir nuestro universo moral. Entendieron que en vista de que no hay dos situaciones humanas idénticas, la respuesta que les demos hoy, es por naturaleza, una respuesta provisional. Cada mañana habrá un nuevo dilema moral. Nunca hay respuestas definitivas a las grandes preguntas de la vida, solo hay preguntas más profundas. Hay algo liberalizador y rico en esta enseñanza. La búsqueda de la verdad no consiste en encontrar la respuesta final, sino en ir más profundo. El objetivo no es alcanzar “la respuesta”, sino vivir el proceso de búsqueda una y otra vez”.

Al Reguel Ajat es eso: una continua búsqueda de respuestas. Y cada vez que encontramos una respuesta, nos topamos con una mejor pregunta.

Por Marcos Gojman

Bibliografía: Nathan Lopes Cardozo: «The Manifesto of the David Cardozo Academy» e Irwin Kula: «Yearnings, Embracing the Sacred Messines of Life».

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