215. La Agadah, el palacio del espíritu y del alma judía.

Sefer Ha Agadah, el Libro de las Leyendas, es una recopilación de Agadot que Jaim Najman Bialik y Yoshua Hana Ravnitzky hicieron a partir de 1903. La mayoría las obtuvieron de la Mishná, el Talmud, y de muchas otras fuentes más. Un ejemplo es la siguiente:

Se cuenta la historia de un rey de Persia que estaba a punto de morir. Sus médicos le dijeron: “Lo único que te puede curar es la leche de una leona. Tómala y te recuperarás”. El rey preguntó: ¿quién puede ir a buscar un poco de leche de leona? Uno de ellos le dijo: “Si lo deseas, yo puedo ir, pero antes me debes dar diez cabritos”. Le dieron los cabritos y se fue a una guarida de leones donde una leona estaba lamiendo a sus cachorros. El primer día mantuvo su distancia y le arrojó un cabrito, mismo que ella devoró. El segundo día se acercó un poco más y le arrojó otro cabrito. Así lo hizo cada día y al final de los diez días estaba tan cerca de la leona que podía jugar con ella y acariciarle los pezones, lo que aprovechó para sacarle un poco de leche y seguir su camino.

A la mitad del camino a casa, el médico se quedó dormido y en su sueño vio como las partes de su cuerpo discutían una con otra. Los pies decían: “De entre todas las partes del cuerpo, no hay ninguna como nosotros. Si no hubiéramos caminado, el cuerpo no hubiera podido conseguir nada de leche”. Las manos le contestaron: “No hay ninguna parte como nosotras. Si no hubiéramos acariciado a la leona, no hubiéramos conseguido nada de leche”. Los ojos argumentaron: “Nosotros somos más importantes que ustedes. Si no le hubiéramos mostrado el camino, nada de esto se hubiera logrado”. Entonces el corazón habló: “Yo valgo más que cualquiera de ustedes. Si yo no les hubiera aconsejado, no hubieran tenido éxito en el encargo”.

Finalmente, la lengua habló y dijo: “Yo soy más valiosa que cualquiera de ustedes. Si no fuera por el habla, ¿que hubieran hecho? En ese punto, todas las partes del cuerpo se unieron y le respondieron a la lengua. ¿Cómo te atreves a compararte con nosotros, tu que estás alojada en un lugar obscuro y solitario? La lengua les respondió: “Hoy mismo van a reconocer mi poder”.

El hombre se despertó y sin olvidar su sueño siguió su camino. Cuando llegó con el rey, dijo: “Aquí está la leche de perra que te conseguí. Tómatela”. El rey se enfureció y ordenó que el médico fuera ahorcado. De camino a la horca, todas las partes del cuerpo temblaban. Entonces la lengua les dijo: “¿Que no les dije que no había nada de sustancia en ustedes? Si los salvo ahora, ¿admitirán que yo tengo poder sobre ustedes? Todos asintieron. En ese momento la lengua le dijo al verdugo: “llévame de regreso con el rey”, a quien le preguntó: “¿Por qué me castigas? También a las leonas se les puede llamar perras. Toma la leche”. El rey la tomó y se curó. El médico se fue en paz y las partes del cuerpo aceptaron el poder de la lengua. Está escrito en Proverbios 18:21: “La muerte y la vida están en poder de la lengua. Y el que la ama comerá de sus frutos”. (M.Yalkut)

En la introducción al libro, Bialik y Ravnitzky dicen: “La Agadah es la principal forma literaria del pueblo judío, la expresión más clásica de su espíritu. Es el producto de la fuerza creativa de muchas generaciones de rabinos. Es como un bellísimo palacio en donde el espíritu y el alma judía habitan permanentemente.”

Por Marcos Gojman.

Bibliografía: Sefer Ha Agadah, recopilado por Hayim Nahman Bialik y Yoshua Hanna Ravnitzky.

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